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Phnom Penh y su oscura historia

Actualizada el 21 May 2018

Una semana en Phnom Penh da para mucho. Para descansar y hasta ponerme malita. Pero sobretodo ha dado tiempo a descubrir. Conocer otra cara de Camboya, su capital. Su millón y medio de personas concentradas entre el caos y la pobreza extrema.

Y podría hablaros de esta ciudad, de cómo es dominada por el tráfico, de sus cartas por doquier, de ese viaje al pasado y al futuro que haces mientras caminas. Pero esta vez quiero hablaros de otra cosa.

Quiero hablaros de lo vivido y sentido al visitar Choeung Ek Memorial y Tuol Sleng, los principales centros de tortura y exterminio de Camboya, pero tan solo uno de los centenares que han sido encontrados por el país. Por no hablar de los que aún no han sido descubiertos.

Había leído sobre ello. Era bastante consciente de la historia que escondía este país a pesar de precisamente, permanecer bastante oculta. Por otro lado, soy de esas personas que a la hora de preparar un viaje devora libros sobre el destino. Su historia, su cultura. Y esta vez no han sido pocos. Pero nada te prepara para lo que te encuentras.

Creo que publicar este post puede ayudar a que la verdad llegue a más personas. Y es que creo que la gravedad de lo que ha ocurrido en este país hace apenas 30 años no ha tenido la repercusión que debería tener un hecho como este.

El genocidio camboyano fue ejecutado por el régimen maoísta de los “Jemeres Rojos”. Un partido político que gobernó entre 1975 y 1979 (hace NADA) con Pol Pot al frente. Durante este régimen murieron asesinados sin piedad entre dos y tres millones de personas inocentes, una cuarta parte de la población total del país.

A estas alturas, quién no hubiese escuchado hablar sobre todo esto, se estará preguntando cuáles fueron los motivos utilizados para justificar de alguna forma esta atrocidad. ¿Queréis saberlos?

No había motivos.

En Abril de 1975 el Partido Democrático Camboyano puso fin a dos mil años de historia para empezar una nueva era llamada “Año Cero”. Para ello, todo lo que pertenecía al pasado debía desaparecer. La moneda, cultura, educación, sanidad, vestimenta, religión, todo lo extranjero y hasta la familia. Todo ello quedaba sin derecho a existir, y lo consiguieron.

Tras la guerra de su vecino Vietnam con EEUU, Camboya estaba muy deteriorada. El hambre, la pobreza, los bombardeos colindantes… hicieron que mucha gente que se encontraba en el campo se trasladase a la ciudad en busca de mejores oportunidades.

El objetivo de Pol Pot era que el campo obtuviese de nuevo su poder, de manera que decidió eliminar todos los núcleos de población de las ciudades.

Fue fácil: engañándolos y avisándolos de posibles ataques y bombardeos estadounidenses, envió a todos estos núcleos, más de dos millones de personas, al campo, Mientras, eran tachados como “gente del 17 de Abril” y por ello enemigos del estado y con derecho a ser asesinados.

La aniquilación era tan radical que te mataban por cualquier cosa. Si tenías aparato en los dientes, las manos suaves, si sabías idiomas, si tenías estudios, según cómo vestías… cualquier excusa valía para detenerte y enviarte a un campo de concentración. Una vez eras escogido, buscaban a toda tu familia y personas cercanas y del mismo modo, eran asesinadas. Así, Pol Pot trataba de asegurarse de que en el futuro no hubiese actos de venganza.

En el campo que he visitado, “Choeung Ek Memorial”, se encontraron 8.000 personas, y resulta imposible caminar por esos campos sin pensar en el sufrimiento de tanta gente. Creo que es el único lugar de Phnom Penh donde encontré paz. Con un silencio abrumador entre los árboles roto tan solo en ocasiones por los pájaros… Pero una paz de mentira, en un lugar reinado por huecos en la tierra, alrededor de los que caminas, con cuidado de no pisar los huesos y dientes que aún salen al exterior los días de lluvia… Tumbas colectivas dónde tantas veces los milicianos Jemeres Rojos recordaban esas palabras que Pol Pot les repetía continuamente: “Mejor matar a un inocente por error que dejar vivo a un enemigo por error”, y nadie se salvó.


Este macabro experimento duró poco menos de cuatro años, exactamente 3 años, 8 meses y veinte días. Todo terminó en 1979 cuando las tropas de Vietnam entraron en Phnom Penh cansados de la traición y provocaciones de Pol Pot. Tras el control de las principales zonas de Camboya, los ejércitos vietnamitas colocaron un gobierno afín a sus intereses y regresaron a su país. En los años siguientes, los principales líderes del mundo demostraron su cinismo y quedaron en la historia como los que permitieron que asesinos que no tendrían nada que envidiarle a Adolph Hitler no solo quedaran impunes, sino que durante años fueron recibidos en las reuniones de la ONU como representantes de Camboya por más que no estuvieran en el poder.

Ojalá algún día los líderes del mundo comprendan que los asesinos y genocidas deben ser juzgados siempre, sin importar sus sistemas económicos, gustos políticos, religión o aliados. Pol Pot nunca fue condenado y murió junto a sus seres queridos el 15 de abril de 1998, a los 73 años.

Los tribunales camboyanos e internacionales que desde hace años se comprometieron a juzgar a los principales responsables de las masacres que aún quedaran con vida, están paralizados por falta de fondos. Un despropósito. Nuevamente el cinismo en su estado más puro.

Cuando sales de estos sitios, los 15 minutos volviendo al centro de la ciudad, los pasas en silencio. Recogimos a una mujer anciana que caminaba cargada en nuestro tuk tuk, imposible no tratar de imaginar su historia, la barbarie que seguramente vivió…

Creo que incluso, aún habiendo tenido conocimiento de la historia previamente, lo miras todo con otros ojos. Las sensaciones son demasiado fuertes. Y entiendes todo un poquito más. Ves a las nuevas generaciones, jugando en la calle. Corren, ríen… A pesar de todas las carencias, al menos el país comienza a levantarse poco a poco.

Y te marchas… sales del país con la certeza de que volverás. Y es que Camboya te ha tocado el corazón.

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Carmen Mantecón

¡Hola! Soy Carmen, la chica que está detrás de esta página. ¡Mil gracias por leerme! Si te ha gustado no dudes en dejarme un comentario por aquí abajo... ¡Estaré encantada de saber de ti! Este blog nace de mi pasión por los viajes, y es que hace ya tiempo que descubrí mi propia fórmula de la felicidad: ¡viajar! Desde entonces, lo hago siempre que puedo, y aquí encontraréis algunos consejos y experiencias sobre mis aventuras. ¡Bienvenidxs!

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